Ayer fuimos a Oporto mi buena amiga M. y yo a llevar a su hija al aeropuerto.
La intención era aprovechar el viaje y comprar unos muebles en IKEA ya que mi amiga está poniendo su casa divina de la muerte y lo quiere todo a juego.
El caso es que con los muebles no pudimos, lo que pesan los billis esos! y solo nos reimos a morir y compramos miles de cosas a 20 céntimos, para nosotras mismas (como podría yo vivir sin 15 cojines de jardín ) para nuestras 80 mejores amigas (unas superbolsas de lunares) para nuestras 25 hermanas ( unos prácticos farolillos de jardín ) para nuestros 100 hijos, y para mis princesas, (cebolla frita, que os recomiendo, te la puedes comer a "puñaos", y unas bolsitas para tener las cosas ordenadas, mi obsesión!).
Unos papeles maravillosos, con los que vamos a trabajar todo el verano en encuadernación ; M. es perfecta, yo haré algo a correr...y varias cosas más que no detallo porque ya me da verguenza.
Si smiling se entera, me baja del pedestal, fijo.
También conocimos un pueblo que esta casi al lado y que se llama Cruz de Bispo, que es precioso, con una quinta barroca impresionante con su jardín lleno de árboles centenarios que quisimos visitar y resulta que era... una cárcel.
En fin que fue una tarde-noche (llegué a casa casi a las cuatro de la mañana), divertidísima y muy instructiva.
Se me olvidaba que al llegar me encontré el desaguisado de rigor... siempre hay algun hijo o hija mía de guardia complicando la existencia. Dos grifos abiertos en el jardín y la hierba medio inundada, veremos cuando llegue la factura...
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