Recordábamos hoy en la comida una conversación que tuvimos hace muchos años camino de casa de una amiga. Aun me destornillo cada vez que me acuerdo. Por aquella época solo existían Hijonúmerouno, Hijonúmerodos e Hijonúmerotres. Quizá ya había nacido Secretaria, pero aún no opinaba...
Hijonº2.- Mamá... ¿Por qué B. tiene una casa tan grande?
-Hijo mío porque su padre tenía mucho dinero y son diez hermanos.
-Ahhhhhhhhhh, claro, entonces sus padres lo hicieron lo hicieron diez veces.
_¿Como diez veces? Qué tontería es esa?
-Claro. Tú no lo hiciste cuatro veces?
-Ejemmm, no... Muchas más!
_ ¿Muchas más? Pero, ¿cuántas?
_Ay, hijo, yo que sé, no me acuerdo!
_Pues... ¡Haz memoria! ¿Al mes cuántas? ¿A la semana cuántas?
Yo lo miraba de reojo por el espejo retrovisor y él miraba al frente con sus ojos azules y su carita de no haber roto un plato.
Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, les lancé un "espich" sobre el tema: Me empleé a fondo... Qué si como se hacen los bebés... Que si el embarazo... que si los preservativos... Que si a las chicas habia que tratarlas con respeto y cortesía... ¡Claro, mamá, si no es violar! apostilló el angelito...
Después de media hora, palmo más, palmo menos de eruditas, pormenorizadas y extenuantes explicaciones rematé aconsejándoles que mejor preguntarme a mi que para algo era maestra que informarse con los amigos y esas cosas...
¿Os ha quedado alguna duda?
Hijonúmerotres que hasta ese momento había permanecido en silencio y meditabundo me dijo: Sí, mamá, yo tengo una duda... Respiré hondo y pensé, ¡Dios, más no!
-Me podías explicar como se hacen los ladrillos?
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