Tengo la impresión de que hace siglos que no escribo. Así que hoy toca.
Ayer fui a la playa. Hacía tres años que no iba a la playa, playa: A saber, superpaseo por la orilla e inmersión en el líquido fluído.
Fuimos Bola y yo.
Ella se quedo en el agua mientras yo emprendía el largo periplo con el encargo de cuidar las cosas y no alejarse.
Tardé hora y media; volví exhausta y sin sentir las piernas y harta de tirar del traje de baño para abajo... Es de esos que se suben por detrás, ya me parecía que por 9 euros tenía que ser de attrezo.
Bola había desaparecido... Escudriñé el agua y los alrededores y nada. Ya es triste venir a la playa con una niña de doce años y que se te pierda, pensé. O lo que es peor que se te ahogue cuando nada desde que era una bebé. Me bañé sola tras un buen rato de intentos, aspavientos y consideraciones sobre lo mala madre que soy...
Y por fin la vi pescando cangrejos con un palo y una pandilla de niños... Los conoces ? No, pero da igual, mira todos los que tenemos!
Qué gusto!
Y qué susto! Besos
ResponderEliminarHola helena!
ResponderEliminarMás que susto como un dejà vu ... Pensaba: Qué me vuelva a pasar esto a estas alturas...
Hola Cristina!
ResponderEliminarYo todavía no la pise...y a estas alturas... no creo que la pise. El año pasado, por el contrario, me bañé desde julio a 20 de octubre todos los días.
Es que la vida es así de sorprendente y lo bueno es la variedad!!!
Besssssssss