Ojalá pudiera envolverme en un lienzo pintado de verde oscuro con toques de fucsia y naranja y tenderme en un rincón del jardín y dejar que el musgo y las telas de araña perladas de rocío me cubrieran.
Iría pasando el tiempo, me llenaría de hojas de los árboles en otoño y de escarcha después.
Y SEGURO QUE PARA ENTONCES ESTARÍA MÁS DELGADA.
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